Mujeres en Ingeniería

 

El próximo 8 de marzo se conmemora el Día Internacional de la Mujer. En este marco, desde FAGDUT estamos convencidos de la necesaria reflexión que implica evocar su rol en la historia. A partir de esto entrevistamos a distintas docentes ligadas a nuestro gremio y la ingeniería para que nos cuenten sus experiencias tanto en el ámbito estudiantil, como también docente y gremial, en un entorno en el cual no abundaban las mujeres.  De esta nota participan nuestra paritaria, la Ingeniera Patricia Paredes (Resistencia), la Licenciada Fabiana Riva (Rosario) y la Magíster en Docencia Universitaria y Agrimensora Ada Dalla Caneva (Avellaneda).

 

 

“Tenía 17 años cuando llegué a esa fría mole de piedra. Supongo que respiré profundo para tomar valor y subir las escaleras de Paseo Colón. Ya como alumna de primer año de Ingeniería de la Universidad de Buenos Aires” comienza Ada mostrando los sentimientos de su primer día en la universidad. “Yo vivía en el conurbano bonaerense, una chica de barrio, que siempre fue a escuela mixta y pública, donde casi podría decir que éramos tantos varones como mujeres, estaba acostumbrada a pasar desapercibida. Pero acá era otra cosa. Todos muchachos y ahí estaba yo, buscando dónde tenía que ir. Oculté mi timidez en el bolsillo, me dirigí al cuarto piso y encontré el aula. Estaba repleta, todos se dieron vuelta. Eran como cien, y cuando pude caer en la cuenta, eran cien varones y yo la única mujer”.

 

Dentro de una experiencia parecida, Patricia Paredes cuenta: “Yo no era la única, pero de cien ingresantes solamente diez éramos mujeres, de las cuales sólo terminamos tres. La relación con los compañeros era cordial, como yo ya venía de una escuela técnica no tenía problema en encontrarme con muchos varones, jamás me sentí incómoda. Igualmente ellos nos trataban como sus hermanas” recuerda Patricia y hace una comparación con el presente: “Ahora veo que la relación entre compañeros ha cambiado, antes era mucho más fraternal, es más al tener ese tipo de relación no había noviazgo entre compañeros, no existía ese tipo de relación y si existía era muy oculta. Hay que tener en cuenta que estábamos al final de la dictadura militar casi entrando al conflicto de Malvinas, en donde uno no exteriorizaba mucho los sentimientos” aclara contextualizando el momento histórico de nuestro país.

 

Una historia diferente es la de Fabiana Riva: “En mi carrera (Sistemas de Información) particularmente pasa algo un poco diferente. En los años '80 éramos más mujeres que hombres, con el tiempo se ha ido perdiendo eso de que la mujer puede trabajar en programación y en todas las áreas relacionadas a la ingeniería en sistemas”.

 

 

Fabiana Riva recuerda sus comienzos en la docencia en su etapa como estudiante: “Arranqué cuando era alumna, cuando cursaba tercer año una profesora vio que me interesaba la enseñanza y al comentárselo a un profesor de segundo año comencé como ayudante. Después, al terminar la materia Sistema de Datos, ya entré como auxiliar de segunda”.

 

Por su parte, Patricia cuenta que además de iniciar su camino en la docencia en su etapa de estudiante, su vocación de enseñar forma parte de su familia: “Entré a la docencia siendo estudiante, lo que hice fue ser ayudante de cátedra en quinto año en la materia dibujo técnico y así arranqué la docencia universitaria. Igualmente, antes de ser docente/alumno en la Facultad, trabajaba como docente en una escuela primaria, ya que mi título de Técnica me habilitaba. Además de mi propia vocación es algo que viene de familia, ya que mi mamá, mis tíos y mis hermanas son docentes, así que somos una familia de docentes”.

 

 

Luego de haber trabajado en empresas privadas y abandonar por un tiempo el mundo laboral por la llegada de sus hijos, Patricia Paredes retoma la docencia. “En ese momento sucedió un caso bastante complicado en la Facultad Regional Resistencia en el cuál luego de un cambio de gestión dieron la baja de la mitad de mis horas y junto conmigo también fueron afectados otros 60 cargos. Esto hizo que comenzáramos a manifestarnos de otra manera y el Ingeniero Fernando Soria me invita a participar de FAGDUT ya que veía que tenía una militancia activa y nunca me callaba y daba mi parecer en toda asamblea. Desde ese momento me quedé trabajando en FAGDUT, me gusta mucho trabajar por los derechos de los trabajadores.

 

“Con FAGDUT nos fuimos conociendo después de un primer encuentro con el que empezamos con la pata cruzada (sic). A partir de eso me empezó a interesar esto de participar, por mi parte siempre desde el lado académico y no de una forma tan política, pero sí los he acompañado en formación, evaluación, y ahora dentro de la comisión directiva trabajo en la parte académica que es lo que más me gusta” explica Fabiana Riva.

 

Ada, luego de conseguir su título de Agrimensora comenzó a abrirse paso en la docencia. Primero en la Universidad de Buenos Aires y luego en la UTN Avellaneda. Esta primera experiencia en la docencia no duró demasiado por diferencias con el aquel entonces, Ministro de Educación, Alberto Ottalagano. Corría el año 1981 cuando Ada volvió a la UTN Avellaneda y un tiempo más adelante se creaba la Federación de Docentes de la UTN, la CONADU, organizaciones de las que Ada participó en su creación. Y a pesar de haber pasado mucho tiempo, la figura de la mujer todavía contaba con algunos impedimentos. “A la hora de presentar candidatura como Vice para la Comisión Directiva de FAGDUT, me ‘convencieron’ para que cambiara por acceder a la secretaría de finanzas, porque siendo mujer era un cargo que sería mejor aceptado” nos cuenta. “Yo sabía que los cargos son los que se ejercen en el accionar, no los que aparecen en los títulos solamente. Entonces seguí luchando, representé a los docentes de UTN ante la CONADU, con toda la fuerza que solemos poner las mujeres cuando además de ser madres, somos profesionales y militantes” agrega.

 

 

Al finalizar, las entrevistadas realizan una reflexión sobre la actividad laboral de las mujeres en la actualidad y destacan lo que se logró y lo que falta lograr en cuestión de igualdad de género.

 

Dentro de su rol de dirigente gremial, Patricia opina: “Algo que ayuda mucho a la igualdad de género en el ámbito de la docencia fue la conquista lograda en el Convenio Colectivo de Trabajo en la cual además de extender la licencia por maternidad a las mujeres, logramos que el padre esté quince días atendiendo a su pareja y a su hijo, esto me parece muy importante ya que de otra forma la mujer quedaba con toda la carga”.

 

Fabiana, haciendo referencia a su experiencia personal explica: “Nunca me sentí diferente a un hombre en ningún puesto de trabajo, y eso que trabajé en empresas en donde predominan ambientes netamente masculinos. La formación es la que te hace escalar puestos de trabajo. No he sentido una diferencia ni he necesitado marcarla tampoco” y aclara: “Pero eso no quiere decir que todavía no existan diferencias de género en los ambientes laborales”.

 

Por su parte, Ada opina: “Estoy convencida que en todas las profesiones hay hombres y mujeres que luchan codo a codo sin importar la diferencia de género, para construir una sociedad igualitaria, que permita el desarrollo del ser humano libre y capacitado para poder realizar sus propias elecciones conscientemente. Esos hombres son aliados incondicionales no sólo de las mujeres que comparten esos ideales, sino de toda la humanidad”.

 

“También soy consciente que aún se está lejos de lograr que algunas mujeres tengan igualdad de oportunidades para acceder y desempeñarse en cualquier rol que pretendan” completa. “Ese es uno de los objetivos necesarios de la sociedad. Para poder seguir avanzando hacia ese objetivo es primordial que las mismas mujeres se convenzan de sus derechos. Recién cuando las mujeres asumamos nuestro propio género, lo defendamos, y lo valoremos, podremos conseguir la potencia que necesitamos como madres, educadoras y compañeras de la pareja que elijamos para llegar a una sociedad que nos incluya sin discriminaciones” finaliza la Magíster.