La necesaria revisión de las prácticas en la docencia

El ingreso, la permanencia y el egreso es uno de los ejes sobre los que FAGDUT focaliza para el desarrollo de estrategias en pos de mejorar esta relación. La baja tasa de egresados en nuestra UTN y en general en las carreras de ingeniería, implicaría para algunas voces que pretenden reducir la discusión de la educación superior a una cuestión económica, que “el Estado invierte y la Universidad despilfarrara”. Esta pretensión eludiría la profunda y necesaria reforma educativa y cultural que cada Universidad debería instalar sobre cómo acompañar a los alumnos y alumnas desde el día que se interesan en continuar sus estudios de grado.

El pasado jueves se desarrolló la conferencia del Ciclo “La docencia en el centro” desde el Instituto de Capacitación FAGDUT, en simultáneo con once facultades regionales. En paralelo, el pasado 27 de mayo, dio inicio el curso de posgrado sobre “La evaluación de los aprendizajes en la universidad” en nueve extensiones académicas de nuestro instituto. Estas actividades responden a la política de FAGDUT, que impulsa a través de su Instituto, de generar espacios para la discusión y la reflexión de la práctica docente.

Recientemente algunos medios difundieron información sobre lo que “cuesta” un egresado en la Universidad. A raíz de esto, aparecieron otras voces que rebaten y hablan de la inversión realizada por el Estado en las diferentes gestiones. Se habla de gasto y de inversión, según la mirada. Indudablemente,se instala un debate en la productividad de la Universidad, como una fábrica de profesionales, y la garantía al derecho a la educación. Aunque no podemos obviar que cuando un hijo nuestro inicia una carrera universitaria, nuestras expectativas y la de todos los que lo rodean es de que complete sus estudios. También sabemos que la sola presencia de los establecimientos educativos provistos del mejor presupuesto, no alcanzarían a garantizar esa expectativa.

“El Estado tiene la responsabilidad principal e indelegable de la educación superior.” aclara el profesor Jorge Noro, “Por ejemplo, para el Ingreso, el único requisito que debiera cumplir un alumno, para acceder a la educación superior es la acreditación del nivel secundario”. Y agrega “Por su parte, las instituciones del nivel superior deben asegurar la igualdad de oportunidades para el cursado de las carreras”

La ley es muy clara, cualquier estudiante que decida estudiar una carrera, podría hacerlo. Pero esto no es así. Para ellos comienza un escabroso sendero, donde sólo cinco de cada cien llegan al final del recorrido. ¿Debemos considerar estas estadísticas como un veredicto y acostumbrarnos a la pobre expectativa de que noventa y cinco quedarán en el camino? Creemos que hay otros aspectos que hacen a la cuestión del ingreso la permanencia y el egreso. Por ejemplo “La exigencia a partir del examen”, “la diferencia entre dar clases querer que el alumno aprenda”, “tomar todo el programa” cuando se dictó solamente un porcentaje siempre menor; son sólo algunas imágenes de problemas que denuncian una situación mucho más compleja, las habitualidades del sistema.

La SIGEN, la Justicia y los organismos de control y nuestro Consejo Superior deben investigar hasta las últimas consecuencias para que los responsables paguen por sus delitos y asuman las consecuencias. Pero que esto no nos corra del eje de discutir otros aspectos. No podemos quejarnos y culpar al Gobierno o a los alumnos por la realidad de la universidad. La Universidad, cuando le conviene es autónoma, como en el caso del CCT, pero cuando se trata de revisar sus políticas, aduce que “no hay fondos”, para por ejemplo blanquear la situación de revista de los docentes del ingreso. Resulta alentador que cada vez son más los docentes y autoridades, que se congregan para reflexionar y modificar sus prácticas. A desnaturalizar anquilosadas costumbres que no ayudan a nuestros estudiantes a cruzar el puente de la educación secundaria, a la orilla donde las exigencias de la vida universitaria debe conducirlos a través de un proceso formativo, a poder desempeñarse de acuerdo a los nuevos desafíos profesionales del siglo XXI.